La boda de Sandra y Ariel fue una boda bonita y muy acogedora, días antes los había conocido haciendo la preboda y la verdad que fue una pareja muy simpática y predispuestos a ser fotografiados.
El día de la boda empezamos muy temprano por la mañana, haciendo unas bonitas fotos de su vestido, zapatos, ramo y por supuesto de momentos especiales que se fueron suscitando a lo largo de mañana mientras ella era peinada y maquillada, fueron llegando sus mejores amigas y entrando a la habitación para apreciar lo guapa que estaba su amiga, sin duda era el momento de brindar.
Posteriormente, me dirigía a fotografiar a Ariel, que estaba es una habitación también muy acogedora y acompañado de su madre y familiares muy cercanos.
La ceremonia de boda empezó como estaba planeado, uno a uno fueron tomando posición a la espera de la entrada del novio y posteriormente de la guapísima novia, la ceremonia tuvo momentos muy emotivos, momento en la que intervino la mejor amiga de Sandra, quien fue partícipe de la organización de la boda, las lágrimas fueron inevitables, era el momento de sacar los pañuelos, no había duda.
También intervino el amigo de infancia de Ariel, quien había venido directo de Argentina, recordó varias anécdotas que hizo sonrojar al novio y a todo los invitados.
Luego, todos pasaron al momento del convite donde tuve la oportunidad de escaparme con los novios y sacarles unas fotos únicas que formarían parte de la maravillosa colección de fotos de la boda, que finalmente obtendría.
El momento de la comida fue también especial, en ese fueron entregados muchos obsequios por parte de los novios y a su ves, los amigos tuvieron ciertos detalles para los novios, detalles que no dejaron indiferente a nadie, detalles que sacaron más de una lágrima
Después de tantas lágrimas, sentimientos y momento muy especiales para la pareja, pasamos a uno de los momentos más esperados por los invitados, " la fiesta ".
La tarde se tornó muy alegre, una extraordinaria música de los años 80 animó la fiesta, todos entraron en estado de éxtasis, las risas y los tragos iban y venían, sin lugar a duda en ese momento nos trasladamos a una época de juventud, que creo que la experimentamos todos en ese momento.
Tengo que decir que me sentí uno más de la familia, los invitados y familiares estuvieron a la altura de los que es una boda, íntima, pero sobre todo muy familiar.